Fitosanitarios: Rafaela es una de las ciudades más avanzadas en cuanto a los controles en las aplicaciones

A pesar de los debates ocasionales, desde siempre los controles y las buenas prácticas naturalizadas permitieron que las actividades en el territorio rafaelino se adapten a las necesidades de toda la población y se pueda avanzar de la mano de la ciencia y la tecnología.

En este contexto, fue en 2022 que se presentó el Sistema Tomasa, un software que permite registrar, revisar y controlar las aplicaciones de fitosanitarios.

Dentro de la Municipalidad de Rafaela, la Subsecretaría de Servicios y Ambiente contiene a la Dirección de Medio Ambiente y desde ese lugar el ingeniero agrónomo Maximiliano Bisang supervisa cada una de las acciones en este sentido.

“El sistema Tomasa surge por una necesidad, a partir de la sanción de la ordenanza 5.331, para poder digitalizar la gestión integral de las aplicaciones de fitosanitarios. Primero intentamos hacerlo nosotros, desarrollarlo desde la oficina de Informática municipal, era complejo, tercerizarlo era muy costoso y llegamos al sistema que se estaba usando en Chascomus, Tomasa, cuyo desarrollista es Ramiro Núñez, quien logró adecuarlo a nuestras necesidades”.

Si bien de forma constante se le siguen haciendo adecuaciones, desde las primeras pruebas en 2021, “permite tener un registro de todas las aplicaciones que se hacen en unas 12 mil hectáreas que tiene la ciudad, sacando a las tres mil que hay urbanizadas en nuestro distrito, ampliando nuestro radio de acción y control que anteriormente se limitaba a 760 hectáreas que eran las que lindaban directamente con la ciudad”.

Bisang explica que “el sistema busca es dar transparencia a todo lo que son las aplicaciones de fitosanitarios, con sus correspondientes inspecciones de lo que se hace. Los productores tienen que darse de alta en Tomasa, tienen que presentar cuáles son los lotes que ellos producen dentro del distrito Rafaela. Después, tenés toda la parte de alta de agronomías que trabajan en la zona, los prestadores de servicios, los que venden insumos, los aplicadores con sus operarios que tienen que estar habilitados en el Ministerio de Desarrollo Productivo, además de todos los ingenieros agrónomos matriculados e inscriptos como asesores particulares o regentes técnicos”.

Es así que si un productor necesita hacer una aplicación en la próxima semana, ingresa al sistema con un usuario y contraseña que se entrega cuando se da de alta, se cargan las recetas de venta, la receta de aplicación por lote.

Los productos habilitados dentro de la normativa para su utilización son los de banda verde, ocasionalmente de banda azul, para lo cual deben entregar tres notas de agronomías diferentes, sobre la falta de reemplazos de banda verde.

Una vez que se chequea que toda la carga de datos esté correcta, incluyendo a los equipos de aplicación habilitados, se autoriza la actividad, se informa por correo electrónico al productor y con acuerdo del los participantes de la aplicación, como son el ingeniero agronomo actuante, el productor, el aplicador y el inspector municipal, teniendo en cuenta condiciones climáticas se realiza. Al término, el inspector carga un acta en el sistema para cerrar la aplicación en ese lote.

La información queda por completo registrada y si bien no es abierta, puede ser consultada, al igual que el mapeo de todos los lotes y el detalle de los últimos procedimientos efectuados o en proceso con georeferenciación en el link http://eproveed.netsecom.com.ar/tomasa/?lnk=mapazonas

Toda esta información fue difundida en reuniones con productores, profesionales, aplicadores, comercios, e incluso para público en general, especialmente en vecinales más cercanas al límite periurbano de la ciudad, “para llevar conocimiento y tranquilidad”, teniendo en cuenta que todas las aplicaciones se hacen con el uso de instrumentos de medición meteorológica móvil en el lugar, además de los datos con los que cuenta la Dirección de Medio Ambiente, en su sede, con lo que se permite constatar en tiempo real las condiciones del tiempo.

“Tenemos en Rafaela el control de todo el distrito desde el Municipio, con suficiente cantidad de inspectores para abarcar 15.000 hectáreas, sobre todo en áreas de alta sensibilidad, ya sea periurbano o fuera”, explicó Bisang, dejando la certeza de tener todo el registro de cada una de las actuaciones.

Lo concreto es que en Rafaela no hay denuncias sobre irregularidades en las aplicaciones.

“Estamos trabajando muy bien, lo bueno es que a través de las capacitaciones que dimos, como así también de las charlas que hemos hecho con la gente, sobre todo las vecinales, que muchas tienen ingenieros agrónomos trabajando para ellos, todo eso lleva, primero, tranquilidad a la gente de que las cosas se están haciendo bien, al productor y a las empresas también, porque es comprobable que con las inspecciones se están haciendo las cosas como corresponde”.

El Municipio interviene de manera directa en situaciones que pueden prestarse a confusión, como puede ser la circulación de pulverizadores por caminos rurales, e incluso se pausan las aplicaciones en momentos donde ocasionalmente peatones o ciclistas circulan por áreas rurales al momento de llevarse a cabo los procedimientos de aplicación de fitosanitarios.

Luego de lo que fue el proceso judicial que dejó sin efecto el artículo 4 de la ordenanza original, donde además de establecerse un “cinturón ecológico” de 150 metros de ancho y una revisión por parte del Ejecutivo Municipal de una ampliación ad referendum de 250 metros más, que debería haberse revisado en este enero de 2025, se confirma que no habrá modificaciones, ajustándose no sólo a la normativa local, sino a lo dispuesto en febrero de 2023 por el juez Matías Colón, en lo Civil y Comercial de la Primera Nominación de Rafaela.

Hay que tener en cuenta que “a medida que la ciudad se expande, también se corren esos límites, va avanzando la línea agronómica y sobre esto se trabaja interdisciplinariamente con el resto de las áreas de la Municipalidad”.

Bisang agrega que “somos una de las ciudades más avanzadas en cuanto a los controles, en cuanto a cómo se lleva toda la información, así que es de destacar”, teniendo en cuenta todo el seguimiento y registro de cada una de las aplicaciones que se hacen.

La responsabilidad de los productores, de los controles municipales, las buenas prácticas, la interacción con profesionales, con las empresas del sector que trabajan en Rafaela y la región, pero también el control social que requiere el tema vienen demostrando una buena manera de desarrollar las aplicaciones de fitosanitarios, para el resguardo de la salud, de la productividad, pero sobre todo para que el desarrollo de la ciudad y su entorno no se detenga.